CAFÉ
Hace días que estoy en este instituto y parece que asusto a todo el mundo. Algunos se sorprendieron con mi llegada: “una Koreana!” , escuché claramente, lo murmuraban; todos, menos aquella chica del pelo rosado. Ella me miró, parecía curiosa, pero aún así no levanto la cabeza de sus apuntes llenos de partituras.
El café humeaba en las manos de Yun Hee mientras meditaba sobre los primeros días en su nuevo centro escolar.
La cuchara tintineaba contra la taza. Su música repetitiva resonaba en la habitación mientras ella continuaba divagando.
Siempre había sido una chica muy sociable, el dolor de cabeza de su padre, la locura personificada según su madre; pero ahora, un nuevo país, una nueva ciudad, un nuevo instituto… parecía que se le hacía complicado. Deseaba nuevos amigos, un comienzo en la gran ciudad de Tokio, pero sus compañeros no parecían estar muy dispuestos a ello.
Por un segundo, se quedó inmóvil en la cama, mirando al techo como si fuera a atravesarlo con la mirada. Al instante botó sobre ella derramando parte del café por los posters de la pared y bramó más segura que nunca : ¡ Mañana hablaré con ella!¡Mañana haré mi primera amiga en esta ciudad!
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