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miércoles, 31 de julio de 2013

La historia de Gill





Es el pequeño de una larga familia de Leprechaunts. Por todos es sabido que debido a su longevidad sus familitas son enormes, de hecho hay casos en los que se ha perdido la cuenta del número de hijos, y ya no digamos el de nietos que puede tener un Leprechaunt adulto.

En el caso de Gill su progenitores decidieron que ya era suficiente con él. Es el miembro número 137 de la estirpe familiar.

Muchos creen que las familias grandes son una ventaja, pero no en el caso de Gill. Cuando tienes una familia tan numerosa todo el mundo se piensa que estás con alguien, ese alguien piensa que estás con otro alguien, ese otro alguien con otro alguien más, pero al final estás tú solito. Gill creció así, solo, investigando todo a su alrededor y esa era su mayor cualidad.

En día, investigando por los límites del bosquecillo en el que vivía vio una cosa ENORME . Algo que se movía y se parecía a él, pero... aquello no podía ser un Leprechaunt... era por lo menos 10 veces más alto que él!

Al principio se asustó, pero ver a aquella cosa le fascinaba. Ese Leprechaunt gigante llegaba cada día a la misma hora, se ponía unas cosas en las orejas de las que salía algo que parecía música, se sentaba a la sombra del mismo árbol y después de un rato se marchaba. Así cada día.

Gill siempre trataba de ser precavido, pero la curiosidad era más fuerte que él. Cada día se aproximaba más y más. Aprendió cosas sobre ese ser; lo primero, que era un "humano", algo desconocido en su mundo, cosa que lo fascinaba aún más. Siguió de cerca cada uno de sus movimientos durante meses, hasta que un día el humano se durmió bajo el árbol. ¡Aquella era su oportunidad!

Trepó por las piernas inmensas y examinó a aquel ser que despertaba una curiosidad abrumadora en su interior. Todo lo referido a él le fascinaba. Su olor, su respiración, el ritmo de su corazón... era tan pausado respecto al suyo... tan relajante... tan... tan.....

Gill se relajó tanto que se durmió sobre el pecho humano casi sin darse cuenta.

Cuando el pequeño volvió en si vio los ojos azules de aquel humano alucinados, grandes como platos que no perdían detalle de sus movimientos. Gill se asustó, quería correr, pero al mismo tiempo sus ansias de investigación hacían que quisiese hablar con el enome ser.

- Ho... ho... hola?? - Balbuceó Gill.

El humano aún más bloqueado que él extendió un dedo dándole un toquecito en la barriga.

- Eres de verdad? Estoy alucinando?

Gill se rió sin poder evitarlo, ( de todos es sabido las cosquillas que tiene un Leprechaunt ) , y con esa sonrisa es con la que todo empezó. Aquel fue el primer encuentro  de Gill y Declan. Ambos sentían una curiosidad tremenda por el otro y con esa curiosidad comenzó una gran amistad entre un Leprechaunt y un humano.


¡Donde se ha visto!








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